cuando somos niños, no todos... amamos la magia, el truco del mago es simple, amamos la magia de los dibujos animados, de los juegos y de las historias que nos cuentan que otros han vivido, podemos estar allí presentes escuchando, pero nuestra mente imagina cada palabra, la transforma, la interpreta y se genera una nueva historia. Ese sentimiento de imaginar y hacer volar nuestra mente puede llegar a desvanecerse y se olvida, otras lo transforman por utilería para desarrollarse en el trabajo, sin embargo existen algunas personas que continúan creyendo y la magia no desaparece de su corazón, tan grande es que la transmiten a otros y en pocos instantes envuelven el ambiente en algo mas cálido y tranquilo.
Los caminos son distintos cada vez y creemos volver sobre nuestras pisadas, pero... hay cambios, nuevas personas, nuevos espacios y nuevos sentimientos, la magia cuando falta y la extrañamos hay que ser capaces de crearla.